Carta para los que han sufrido la pérdida de un ser querido

13346876_10209559698818217_5715658753101695086_n

Quiero decirte…

Que tu pena nos encuentra a todos unidos al final del camino, que tu dolor no es rendición ni sacrificio, que el sufrimiento pasa más allá de toda expectativa. Ni por corrientes que sean tus días, ni por la pesadumbre de tus nostalgias adquirirás osadía ni coraje. Sólo tu corazón cansado de andar encontrará paz cuando tu voluntad se quiebre y surja por fin el dolor más antiguo que albergaste desde que aquella vida querida te encontró en su camino.

Ahora el camino se corta y tú debes seguir andando, hasta que un nuevo corte redirija tus días y tus noches hasta una nueva vida que transitarás en amores.

Nada se pierde realmente porque lo que existió siempre existirá y redundará en una transformación dentro de nosotros mismos. Tu amor es una mezcla discontinua y perenne que se llena de varios ingredientes, y que nunca es pura porque necesita de la variedad de sentimientos y emociones y en ello encuentra su verdadera esencia para luego desembocar en incontadas relaciones que debes guardar y proteger.

Quiero decirte que te levantarás con la firme convicción que tu existencia es preciada, que es ahora cuando puedes entender cuánto vale una vida y cuánto deben cuidarse las vidas de los otros. Que cada instante es el límite de cada acción nuestra, que así de instantáneos son los pasos que damos hasta nuestro final. Que no hay final cuando hubo vida. Que cada momento es perpetuo y continuo cuando hemos respirado a tiempo, cuando hemos amado a destiempo, cuando hemos proyectado a futuro, cuando hemos realzado la entrega de nuestro corazón y cuando la pasión lideró cada decisión que afrontamos.

Acaso dudas de tus sentimientos? Crees que tu amor tiene un final?… Entonces atrapa tu amor y no lo dejes, dale rienda suelta sin temor porque entonces descubrirás que llega sin esfuerzo hasta tu ser querido, y allí en dulces conversaciones con su alma te dejará oír que no hay muerte cuando se ama.

Uno debe asirse a la vida como el desamor a la muerte. No temas, no dudes cuando el ser querido parta porque nuestra existencia es bien recibida en los umbrales de la muerte cuando nuestros seres queridos han sabido  intercambiar alma y pena con nosotros.

Que no somos más que pasantes, meros transeúntes que se alojan en circunstancias y situaciones cotidianas. Nuestro ser real yace latente en esas relaciones en las que entregamos todo. Que cuando alguien ha sido tocado en amor por otro ser nada se suele pactar más allá de esta vida, porque los consensos y acuerdos son eternos después del fugaz límite que hemos guardado en aliento.

Siempre guardamos residuos de aire para que ese último instante nos deje vacíos y desnudos, desprovistos totalmente de la vida que alguna vez nos mantuvo en pie.

Nada necesitamos al final del camino, sólo los recuerdos de la gente que amamos y los instantes desmotivados y carentes de todo contenido que supieron significar para nosotros esos momentos inocuos y profundos que casi no vivimos.

No te resientas por nada, porque nada tiene mérito cuando ya no respiramos. Mejor alégrate por suspirar profundo en ausencia del otro, que entonces la vida será revalorizada desde tus entrañas y nunca encontrarás excusa para la muerte.

Que el fuego de tu ser lucha por permanecer y el instinto de supervivencia nos asegura que estamos vivos todavía. Que ese pensamiento debe marcar la diferencia. Que la vida del otro no vale demasiado sino la sabemos combinar con la nuestra. Que no todo es distancia en la tristeza. Que a veces nuestra pena lleva el gusto de la autocompasión, y en ella equivocamos el rumbo de la fortaleza.

Date entero a tu sentimiento que cuando el corazón es destrozado la única salida es el amor., entonces arrímate con ímpetu y encuentra en tu bondad una razón para perseverar.

Nada se suplica en rendición, no pidas perdón por amar, que toda súplica debe merecer el respeto de tu abdicación.

Rinde homenaje a tu propia vida porque parte de ella fue y perteneció en entrega a tu ser querido.

Algún día tú serás parte del recuerdo y entrega de otro, y así, como en cada ciclo natural de las vidas y las causas entenderás que cada vida ha sido contada con lágrimas y alegrías y esa cuenta es infinita porque representa el tesoro de nuestra permanencia y existencia sobre este mundo.

Que tu cuenta sea eterna, no la calcules en tiempo o distancia, solo considera los lazos de amor que supiste sostener y guardar en tu corazón… Pero para la muerte, sólo debes tener en cuenta el amor que no se adiciona, ese resultado lo obtendrás una vez que los caminos de ambos seres se crucen en paralelo. Recién ahí entenderás que eso ya ocurrió en vida, en la vida que viviste al lado de quien amaste.

Leave a comment

Your email address will not be published.


*